Cuando vivimos un proceso que se visualiza, nuestra mirada, escucha, mente y corazón empiezan a conectarse. Y cuando esto ocurre, (nos) escuchamos más profundamente. Nos vinculamos con el proceso más profundamente.
Cuando vemos nuestras palabras y nuestros pensamientos expresados frente a nosotros/as -en ese aquí y ese ahora, plasmados sobre el papel- tomamos mayor conciencia de lo que está ocurriendo en ese espacio.
Las personas que utilizamos la recogida y facilitación visual utilizamos la escucha y las habilidades de dibujo para acompañar a las personas y a los equipos a profundizar en lo que está aconteciendo.
El uso del lenguaje visual no es un acto de “dibujar y garabatear”: es un ejercicio que conecta mente y corazón para favorecer conversaciones , generar alineación y compromiso y desgranar soluciones o visualizar escenarios posibles.
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